Elementos Dominicanos

¿Cuáles son los puntos claves del Carisma Dominicano?

No vamos a decir nada nuevo al enumerar los pilares o soportes básicos de la vida dominicana; pero vamos a intentar dar una visión integrada de los elementos dominicanos que deben formar parte de todo proyecto de vida de un alumno o formador dominico.

Vamos a hablar un poco de:
• Búsqueda de la Verdad
• Compasión y encarnación
• Estudio.
• Vida en comunidad.
• Mente abierta.
• Oración.
• Predicación.

El cristiano que desea seguir la forma de vida Dominicana orienta su existencia hacia la predicación del Evangelio, tras experimentar la misericordia de Dios y compartir la propia vida con los demás miembros de la comunidad que es la que le apoya, anima y envía al mundo a llevar la compasión a los que sufren.
Esta lucha por la justicia en el mundo se ve apoyada no sólo por la comunidad, sino que son también necesarios la oración constante y el estudio para que el dominico esté siempre al tanto de los acontecimientos del mundo y sea capaz de juzgarlos con espíritu abierto y crítico, que le lleve siempre a buscar la verdad.

Pero digamos algo más sobre cada uno de estos “elementos”; vamos a dar unas breves pinceladas a cada uno de ellos.

¿Qué podemos decir de cada uno de estos elementos?

Por COMPASIÓN no debemos entender "pena" o "lástima"... Ser misericordioso es mucho más: Es saber ver y acoger a los hombres tal y como son, con sus virtudes y sus defectos; pero no sólo a unos pocos hermanos; sino involucrándose en la historia del mundo para acogerla y acompañarla en el camino de salvación que Dios le ha reservado.

Como consecuencia el Dominico se ve interpelado a PREDICAR la buena noticia del Evangelio de Jesús, denunciando y corrigiendo, especialmente todas las situaciones de injusticia y sufrimiento que encuentre; pero celebrando y acompañando al mismo tiempo los logros y éxitos de sus hermanos.

Por lo tanto la BÚSQUEDA DE LA VERDAD se convierte en una necesidad evangélica; pues el dominico se ve obligado a discernir las causas de la marginación y la injusticia en el mundo para poder denunciar y corregir la misma. No basta acoger y consolar al que sufre; se impone además buscar la raíz de su sufrimiento y dar soluciones a su problema. Además si el dominico se exige aceptar y celebrar las bondades del mundo tiene que tener un espíritu autocrítico para saber reconocer esa virtud y esa verdad ‘venga de donde venga’, que le tiene que llevar muchas veces a hacer evolucionar sus convicciones según el devenir de los tiempos.

Todo este dinamismo y espíritu de búsqueda se tienen que sustentar a partes iguales en los otros tres pilares que faltan por enunciar; pues...

¿Cómo estar al día del devenir del mundo? ¿Quién me apoya y me anima en mi misión evangelizadora? ¿Cómo discernir la voluntad de Dios y la misión a la que me llama?

Llega el momento de hablar de la CONTEMPLACIÓN. Cuando hablamos de CONTEMPLACIÓN se debe entender como nuestra búsqueda de Dios, que lleva al encuentro del hombre con el Dios que sale al encuentro del hombre y lo acepta como es con sus aciertos y fallos, con sus defectos y virtudes, y nos enseña a aceptar de igual forma a nuestros hermanos, los hombres y a descubrir el rostro de Dios en ellos y en nuestra vida diaria.
Se puede y se debe buscar a Dios de muchas formas y en muchos sitios. Como seres creados que somos estamos formados por materia y espíritu y ambos conforman nuestra naturaleza humana; y cultivando ambos tenemos que ser capaces de encontrar a Dios, tanto en nosotros como en el mundo, tanto en nuestra experiencia de fe como en nuestro conocimiento humano.

Así, cuando contemplamos el rostro de Dios y dialogamos con Él, lo llamamos ORACIÓN. Pero también podemos y debemos contemplar las ciencias y saberes buscando las huellas de Dios en el pensamiento, entonces hablaremos de ESTUDIO.

Por último si la contemplación se dirige a nuestros semejantes buscando en ellos el rostro de Dios, y pasan a ser nuestros hermanos, entonces hablaremos de COMUNIDAD.

Mediante la ORACIÓN nos encontramos con Dios, le escuchamos y le presentamos las inquietudes de nuestro mundo y las nuestras; al mismo tiempo que aprendemos a dialogar con Él, a interpelarle y a dejarnos interpelar por Él.

Por el ESTUDIO analizamos la realidad, saciamos nuestra natural necesidad de conocimiento y de búsqueda de respuestas, y aprendemos a acercar a Dios a las necesidades del mundo.

Es por último la COMUNIDAD de los hermanos la que acoge, acompaña y anima al
Cristiano / dominico en su búsqueda y PREDICACIÓN diaria. Esa COMUNIDAD que nos enriquece y se deja enriquecer por nosotros, fiel reflejo de la pluralidad y diversidad del mundo. Al final volvemos a hablar de la PREDICACIÓN; esto es así porque es la natural consecuencia, para el dominico, de toda vida cristiana y es hacia donde se encaminan todos los demás aspectos de su carisma.

Ahí compartimos nuestra vida; llevamos a los demás nuestra experiencia de Dios enriquecida por nuestra CONTEMPLACIÓN.



LA PREDICACIÓN

La nueva Orden fundada por Domingo de Guzmán fue llamada desde el principio Orden de Predicadores. La predicación constituyó el centro de aquel proyecto fundacional. Es la actividad que aglutina todos los componentes del proyecto de Domingo. Es el nervio, la columna vertebral, el hilo conductor de la espiritualidad y de toda la vida dominicana.

La Predicación dominicana es:

• Predicación doctrinal
En primer lugar, la predicación dominicana es doctrinal o kerygmática. Doctrinal no significa teórica o abstracta, sino kerygmática, cristocéntrica, positiva... El kerygma es el núcleo de la predicación apostólica La vida cristiana no tiene más fundamento que la experiencia de fe en Cristo Jesús. Se construye sobre el anuncio de la Buena Nueva de la salvación y sobre la experiencia de fe en Cristo.

• Predicación carismática

En segundo lugar, la predicación dominicana es carismática. No está ligada a ninguna investidura jerárquica y mucho menos a cualquier medio de poder político o coerción. Lo único que la respalda es el Espíritu, la eficacia o el poder de la Palabra de Dios y la vida evangélica del predicador o de la comunidad evangelizadora. El predicador es un carismático, un maestro espiritual, no una autoridad jerárquica. Está libre del gobierno y de la administración, para dedicarse exclusivamente al ministerio de la Palabra.

• Predicación profética

En tercer lugar, la predicación dominicana es profética.. Su mirada está puesta sobre todo en el presente de la Iglesia y de la sociedad, para iluminar e interpretar este presente desde
la profundidad de la contemplación y a la luz de la Palabra de Dios actualizada. Actualizar la Palabra de Dios: ésta es la misión fundamental del profeta.
La predicación profética nace desde las entrañas del presente, desde las circunstancias históricas del presente, para iluminarlo desde la fe. Toma en cuenta las circunstancias históricas, las condiciones existenciales de los oyentes, los signos de los tiempos, para anunciar el plan salvífico de Dios y sus implicaciones concretas. La atenta consideración de la historia humana es necesaria para discernir y anunciar la salvación.


• Predicación itinerante y multiforme

En cuarto lugar, la predicación dominicana es itinerante y multiforme. Es una predicación itinerante, con la libertad y movilidad propias de quien profesa la pobreza evangélica radical, y puede hacerse presente fácilmente allí donde lo requiere el ministerio de la predicación. La itinerancia es más que una estrategia apostólica; es toda una espiritualidad del predicador. La pobreza que la sustenta no sólo proporciona la movilidad necesaria para predicar en todas partes y a cualquier sector de la sociedad; proporciona, sobre todo, la libertad necesaria para decir la verdad, para proclamar el Evangelio.

• Predicación de fronteras

Finalmente, la predicación dominicana es una predicación de fronteras. Aunque todo tipo de personas son destinatarios de la predicación dominicana, ésta es concebida inicialmente por Domingo como una predicación de fronteras. Los primeros predicadores tuvieron su mirada puesta en aquellos sectores de la humanidad a los que aún no había sido anunciado el Evangelio y en los que aún no estaba establecida la Iglesia. Como predicadores de frontera, se sitúan en el corazón de la nueva sociedad y de la nueva cultura que emergen: la sociedad urbana y la cultura comunal.

El carisma dominicano es el carisma de la predicación. La actividad específica de los dominicos es la predicación, el anuncio explícito de la Palabra de Dios en sus diversas formas: primer anuncio a los no cristianos, predicación y catequesis continuada a la comunidad cristiana, reflexión y docencia teológica, diálogo interpersonal... Los demás aspectos de la evangelización son también necesarios para los dominicos, pero el ministerio de la Palabra constituye el centro de su carisma. Para el dominico la predicación no es una profesión, es su vocación, tú te sientes Profesional o Predicador?
El Estudio y Verdad.

“Nunca descubriremos la verdad si nos contentamos con lo descubierto... Los escritores que nos precedieron no son nuestros señores, sino nuestros guías. La verdad está abierta a todos; aún no ha sido ocupada” (Guibert de Tournai).

El estudio, entendido como búsqueda constante de la verdad, es un componente fundamental del proyecto de vida dominicana. Este es el sentido exacto del lema de la verdad, del ideal de la verdad, de la denominación como“orden de la verdad”, reclamados por los dominicos. Es el único sentido válido. “La verdad aún no ha sido ocupada”. Y de esta forma, el ideal de la verdad o el estudio constante de la misma es más un compromiso
o un desafío que un simple motivo de orgullo.

Desde esta perspectiva del desafío y el compromiso presentamos las siguientes reflexiones sobre el estudio en la Orden de Predicadores. El desafío queda hoy magnificado ante las crecientes reservas que el hombre contemporáneo experimenta frente al ideal de la verdad. Pero la memoria de los orígenes y el futuro de la misión de la Orden exigen de nosotros permanecer fieles en el estudio, en la búsqueda, en el servicio a la verdad. La verdad es un ideal sublime. Por consiguiente, debe ser un ideal humano siempre válido, aunque, como cualquier ideal, siempre esté por delante de nosotros mismos, más allá de nuestras realizaciones concretas. Por eso los ideales ejercen una influencia ambigua sobre el ser humano: a veces lo estimulan, lo atraen y movilizan sus potencialidades; otras veces lo desmoralizan y paralizan su militancia.

El ideal de la verdad se le revela como un ideal cada vez más lejano e inasequible. Muchos renuncian en la práctica a la búsqueda de la verdad, por considerarla una causa perdida.
...- el estudio dominicano tiene desde el principio un carácter y una finalidad eminentemente apostólica. La Orden de Predicadores tiene desde el principio un carácter esencialmente doctrinal, con vistas a resolver el grave problema de la falta de maestros encargados de enseñar las ciencias sagradas. Pero tanto la obligación del estudio como la actividad docente tiene como objetivo último el ministerio de la predicación.
Los dominicos son esencialmente predicadores, y a este ministerio están ordenados, en definitiva, el estudio y la enseñanza.

El estudio es un componente esencial del proyecto fundacional de Domingo. No se concibe un verdadero Predicador, si no se dedica al mismo tiempo al estudio de la verdad sagrada. Sin embargo, vale la pena recordar algunos rasgos de la legislación dominicana primitiva y de la primera generación dominicana. En ellos se refleja la prioridad del estudio.




Algunos rasgos del estudio dominicano

Después de todo lo dicho apenas es necesario insistir más en el carácter apostólico del estudio dominicano. Este tiene una finalidad esencialmente apostólica. Está en función de la predicación. No pretende formar simples maestros, sino predicadores. Algunos maestros serán destinados especialmente a la formación de los hermanos.

Un estudio sin finalidad apostólica perdería su carácter dominicano. El verdadero estudio dominicano arranca de los interrogantes suscitados por la misión y desemboca de nuevo en la misión. Por su parte, una predicación que no esté sustentada por el estudio difícilmente podrá responder a las exigencias de la misión.


El estudio dominicano es comunitario. Naturalmente, esto no significa que los individuos estén dispensados de esa responsabilidad. El primer sujeto responsable del estudio es el propio estudiante.


El estudio dominicano y las situaciones de frontera

Es cierto que el hombre actual tiene grandes reservas frente al ideal de la verdad, particularmente cuando ese hombre se debate en las fronteras entre la vida y la muerte, entre la vida humana y la vida inhumana, como sucede con millones de personas en los distintos continentes. Estas situaciones condicionan notablemente la actitud ante el mensaje cristiano. Las reservas frente al ideal de la verdad no tienen ya motivaciones teóricas, sino históricas. Quienes se encuentran en esas situaciones no ven el mensaje cristiano como si de un discurso teórico se tratara, objeto de mera curiosidad intelectual. Por tanto es sumamente necesario que un alumno dominicano se prepare también desde su estudio para que sea luz en medio de tanta oscuridad de ignorancia.

Comentarios

  1. De la comunidades femeninas en la vida religiosa. Esta comunidad siempre me impresionó mucho. Pido a Dios les siga bendiciendo y les conceda abundantes bendiciones.

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