La Vocación Religiosa


Es un carisma, un don, una gracia dada por Dios, es un estado de vida suscitado en la Iglesia por el Espíritu Santo para representar el estilo de vida de Cristo. Es una manifestación vigorosa y permanente del Espíritu para expresar con radicalidad el Evangelio.

La persona que dice sentir el llamado a la vocación religiosa debe ser una persona amante del Espíritu , vivir dentro de la comunidad eclesial y sumergida en la realidad actual para sentir el llamado que se le hace a servir en este estilo de vida dentro de la iglesia y en la sociedad. Porque estamos llamados a servir a todos los seres humanos, debemos estar claros que debemos formarnos, primero en la escuela de la oración y del encuentro con Dios, luego responder a los hermanos con las manos y el corazón abierto a sus necesidades.

La persona que responde al llamado de Dios debe estar claro que es una decisión que debe tomar después de un discernimiento que la lleva a una elección libre y conciente, pensada y orada, la vocación religiosa es un tesoro que solo quien conoce su valor lo guarda y sabe cuidarlo.

Quien siente la llamada de Dios debe vivir tres experiencias muy importantes en su vida:
El ENCUENTRO CON DIOS

: encuentro que se inicia desde la experiencia de la ORACIÓN, buscando en ella la misión como bautizado.

 EL ENCUENTRO CONSIGO MISMO: ¿qué lugar ocupo en la humanidad? Desde mi fragilidad reconocer la grandeza de Dios y con ella llegar a un acercamiento más profundo con mis hermanos.

 EL ENCUENTRO CON LOS OTROS: Al reconocer la grandeza de Dios y mi fragilidad como persona me abro y comprendo que el llamado que Dios me hace es a extender el reino y continuar la salvación del mundo.

Todo aquel que tiene el compromiso de acompañar a otros (as) en una decisión tan importante como es el dar respuesta a la llamada a la vida religiosa debe: estar abierto a la acción del Espíritu Santo a través de la oración y el compromiso eclesial, conocer la realidad de la persona, sus motivaciones, intereses e ilusiones; en este acompañamiento se debe ser muy claro con ellos, pues la vocación religiosa se presenta en la Iglesia como una opción de vida, y no como un refugio de debilidades.

Quien aún conserva en su corazón la fuerza de la llamada que hace el Espíritu Santo, se encuentra ante dos posibilidades de responder :
 Las hermanas y frailes de vida apostólica
 Las monjas y los monjes de vida de clausura.
Cada una de estas posibilidades tienen un estilo y misión propia dentro de la Iglesia, las hermanas y los frailes de vida apostólica sirven a Dios con una presencia activa dentro de la sociedad desde diferentes ámbitos: Colegios, Universidades, hospitales, ancianatos, casa hogar de niños, casa de retiro, vicarias y en aquellos sitios donde se requiere de nuestra presencia para dignificar al hombre llevándolo cada día a Dios. Las Monjas y Monjes de clausura se consagran a Dios haciendo extensivo el Reino desde la oración , el silencio , el sacrificio y la donación total de su ser.

Lo que hemos dicho anteriormente se logra con la gracia de Dios que viene adherida a la vocación; pues dar testimonio de Cristo y vivir el Evangelio con radicalidad, haciendo donación del ser en forma total, no es una tarea nada fácil ante una humanidad que exige cada vez más una vida de fe unánime.

La persona que decida responder a la vocación religiosa debe ser una persona sensible al dolor de los hombres, debe tener un sentido claro de justicia y verdad, debe ser capaz de vivir en comunidad y querer profesar, libremente, los votos de castidad , pobreza y obediencia. Y ¿ Qué son estos votos ?:

Los votos, son llamados también consejos Evangélicos; en la exhortación apostólica Vida Consagrada el Papa Juan Pablo II los describen de la siguiente manera :

 La Castidad es el reflejo del amor infinito que une las tres divinas personas en la profundidad misteriosa de la vida trinitaria ; amor testimoniado por el Verbo encarnado hasta la entrega de su vida; amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo ( Rm 5,5) que anima a una respuesta de amor total hacia Dios y hacia los hermanos.
 La pobreza manifiesta que Dios es la única riqueza verdadera del hombre. Vivida según el ejemplo de Cristo, que siendo rico, se hizo pobre ( 2 Cor 8,9 ), es la expresión de la entrega total de sí que las tres divinas personas se hacen recíprocamente.
 La obediencia practicada a imitación de Cristo, cuyo alimento era hacer la voluntad del Padre, manifiesta la belleza liberadora de una dependencia filial y no servil, rica de sentido de responsabilidad y animada por la confianza recíproca, que es reflejo en la historia de la amorosa correspondencia propia de las tres divinas Personas.



Aunque es un referencia sencilla de los votos que es la esencia de la vida religiosa es además un anticipo de la vivencia a la cual nos invita la vocación religiosa, debemos recordar que es un don , una gracia del Espíritu Santo.


El agente de Pastoral Vocacional debe, por tanto, escuchar y practicar las palabras de Juan Pablo II “Además de promover la oración por las vocaciones, es urgente esforzarse, mediante el anuncio explícitos y una catequesis adecuada, por favorecer en los llamados a la vida consagrada la respuesta libre, pero pronta y generosa, que hace operante la gracia de la vocación”.

Animo... Sirvamos al Señor con Alegría...

Sor Silvia O.P
Fray Kleyver O.P
Prof. Indira o.p


Comentarios

Entradas populares de este blog

Vida y obra de la Madre Georgina

Enfermedad Madre Georgina