Madre Georgina Febres Cordero
MADRE GEORGINA: CAMINO DE SANTIDAD

Cómo fue su educación?. En la Colonia, la institución que se dedicaba a la educación primaria era la Iglesia, debido a que las pocas escuelas estaban en los conventos; y donde éstos no existían, era el párroco, el escribano, o algún aficionado a la pedagogía, quienes fundaban escuelas rudimentarias para determinados niños. Los gobiernos no se preocupaban por el sostenimiento de escuelas, “no por indiferencia ni espíritu hostil a la cultura, sino porque desde la Edad Media la tarea de enseñar niños de las primeras letras no se consideraba como obligación del Gobierno, sino como función de carácter muy particular y potestativa en los padres de familia”. Conociendo las costumbres de la época, podemos afirmar que Así como el hogar de la Madre Georgina fue su primer santuario, sin lugar a duda fue también, no sólo su primera escuela, sino el lugar donde formó el carácter y el intelecto que le llevó a convertirse en una de las mujeres más emprendedoras de su tiempo. No fue una vida fácil Su adolescencia y juventud. La muerte inesperada de su Madre, marcó la vida de la para entonces adolescente Georgina, quien contaba con apenas 11 años de edad. Pero esta situación la pudo superar rápidamente gracias a la confianza que siempre depositó en Dios, y al calor de un hogar donde se le inculcaron valores y principios, que le permitieron asumir una nueva etapa de su vida en ese santuario, en el cual va a desempeñar su primera gran misión al servicio de su propia familia. Aquí se cumple aquel adagio donde se afirma que “el amor es más fuerte que la muerte”. Ella no os legó bienes de fortuna, quizás yo tampoco puedo dejaros nada material; pero ambos os legamos estos consejos como un patrimonio. Seguidlos, y aunque la fortuna os niegue sus bienes materiales, tendréis siempre en vuestro proceder y en la tranquilidad de vuestra conciencia una riqueza inestimable. Dirá su padre a todos sus hijos con motivo de la muerte de su madre. Estas palabras denotan la profundidad de la formación que Georgina recibió en el hogar y en SU VIDA VOCACIONAL Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Cuando se reflexiona en torno al tema de la vocación, vemos como con mucha frecuencia, muchos llamados por el Señor han puesto objeciones partiendo sobre todo de sus debilidades, pero en el caso de Georgina, las dificultades no vinieron de ella, sino de su padre el Dr. Foción quien siempre se opuso a su decisión vocacional. llegó a convertirse en la mano derecha de su padre Don Foción Febres Cordero en todo lo referente a la atención del hogar. Así lo reconocerá su hermano Antonio Febres Cordero, en una carta dirigida a la Rvda. Madre Luisa Lares: Antes de consagrarse al Señor, en cuyo santo servicio llegó a ser Madre Religiosa, ella había desempeñado ya en nuestro paterno hogar, como Ud. un día en el honorable suyo, los oficios también de madre, puede decirse en cuanto ayudó con sus inteligentes cuidados y ternuras a la primera educación de sus hermanos pequeñuelos, entre los cuales me contaba yo; así es que, además del cariño fraternal, teníamos para con ella el reconocimiento y el respeto debido a sus especiales méritos.
Ingreso de Georgina con las Clarisas.
El 13 de junio, día en que se celebrada la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y de San Antonio de Padua de quien era muy devota y a quien había encomendado el negocio de su vocación, “fue el destinado para poner por obra de irse al convento de las R.R. M.M. Clarisas, único que existía entonces en la ciudad y esto ya expulsadas, pero que habían logrado reunirse y recibían algunas novicias con el mayor silencio, pues estaban amenazadas por el Gobierno si pretendían seguir viviendo enclaustradas y solo les permitían seguir reunidas en esa vida, mientras existieran las que hubieran salido del antiguo convento, sin recibir más”.
GENESIS DE LA CONGREGACION DE HERMANAS DE LA CARIDAD DE SANTA ROSA DE LIMA
El nacimiento de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Rosa de Lima, respondió a la crisis política y económica surgida por la Guerra, y que trajo como consecuencia la separación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana del Hospital San Juan de Dios de Mérida. Nacimos para la Caridad El 5 de Julio de 1990 salieron las Hermanas de Santa Ana de nuestra ciudad, después de haber permanecido en Mérida por casi 9 años. Con el natural sentimiento fueron acompañadas por muchos familiares hasta la salida de la ciudad, manifestándoles de este y de otros modos su cariño y gratitud por los importantes servicios prestados por estas religiosas en la atención de los enfermos y en la educación de la juventud.
La Enfermedad:
Si quieres seguir al Señor, prepárate para la prueba. Es bueno reseñar la frágil salud que padeció desde muy joven la Madre Georgina, limitación que sobrellevó con mucho heroísmo cuando se inició la atención del Hospital San Juan de Dios, y que poco a poco le fue minando en su entrega abnegada a la Obra que Dios le había confiado. Con el correr del tiempo, el aumento de la comunidad, de las pruebas y angustias, agravó la salud de la Madre Georgina, situación que la va a imposibilitar estar al frente de su amada Congregación Religiosa. Es así que el 13 de septiembre del año 1909, el Señor Obispo Mons. Antonio Ramón Silva, le dio permiso a la Madre Georgina para que se trasladara a casa de su Padre el Dr. Foción, precisamente por motivo de dicha enfermedad. El 20 de octubre la Madre deja la Comunidad, por la causa antes expuesta, contando para entonces con 48 años de vida. El 23 de octubre del mismo año le escribió Mons. Silva a la Madre Georgina en donde le dice: “Ojalá el Señor le conceda a Ud. la salud, (…), para que vuelva a gobernar la Congregación Afiliación de las Hermanas de la Caridad de Santa Rosa de Lima a la Orden Dominicana. El proceso de Afiliación se inició el 29 de mayo de 1924, en este periodo, a la espera de ingresar de nuevo a la Congregación, ya Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima, falleció la Madre Georgina y por carta de Gabriel a su Hermano Antonio sabemos que: A ella le dio la gripe (sic), mejoró y a los pocos días volvió a recaer con un malestar general, fiebre y un fortísimo dolor de cerebro. El sábado en la noche se confesó con el Pbro. Dr. Chacón y exigió al Pbro. Pablo E. Uzcátegui le llevase el Sagrado Beático a las 5 a.m. del día siguiente, pero esa misma noche se le caracterizó el ataque cerebral que le hizo perder el conocimiento y se trabó, en términos que cuando llegó el Pbro. Uzcátegui a las cinco de la mañana, ya no pudo darle la Sagrada Comunión sino los otros auxilios espirituales; empezó pues su estado agónico que terminó a las 4 p.m. del domingo veinte y ocho. Tuvo ocho días de gravedad. Acompañaron en las exequias, el clero de la Ciudad, las Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima, de quien se le considera su Fundadora, las Hermanas Franciscanas y el Seminario. El periódico Juan Rodríguez Suárez comunicaba el deceso diciendo que: La vida de la Madre Georgina fue, como la de casi todos los fundadores de congregaciones, de lucha constante, de privaciones sin cuento, de esfuerzos laudabilísimos, de penitencia edificante y de virtudes evangélicas, ejerciendo siempre la caridad, ya en el Hospital, ya en la Congregación, por la que se desvivió y por la que sufrió profundas penas, y ya retirada en su celda en donde junto a las rosas con que adornaba a las imágenes florecía inmaculada la Oración. Movido por el dolor, Antonio escribió a la Madre María Luisa Lares el 30 de octubre de 1925 y le decía: La Reverenda Madre Georgina, fue una mujer fuerte, excepcional en estos desgraciados tiempos que alcanzamos, de una voluntad fuertemente decidida por el camino del bien, que hubiera realizado muchas cosas buenas si el medio ambiente no le hubiera obstaculizado. Conocí su gran espíritu desde los principios de su conversión, como ella lo decía con mucha gracia, lo bebía con ahínco en la gran Santa Teresa de Jesús, cuyas obras siempre leía y aún meditaba. Poseía grandes conocimientos ascéticos y místicos. Su piedad verdadera, con las características de varonil, como debe ser, era capaz de entusiasmar a todos los sacerdotes en las grandes luchas de la conversión de las almas. Alma blanca y grande. Acepto gustosamente todas las nobles manifestaciones de su agradecimiento por lo poquito que pude hacer en la muerte de la gran Madre Georgina Febres Cordero: ella se lo merecía todo y mucho más. ¡Que descanse en paz la noble religiosa!! Yo desié (sic) hacer todo lo que se merecía la Reverenda Madre Georgina; pero no me fue permitido sino confesar públicamente que fue virtuosa toda su vida y que fue la genuina fundadora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Rosa de Lima.
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